Reflexiones en vivo.
- Juan ¿En qué piensas? Estás como ido.
- No, nada María. Estaba leyendo la noticia de la muerte de
Zerolo, era un buen tipo.
-Cierto, será recordado por su carácter tranquilo y
conciliador.
- Si, eso me ha llevado a pensar en cómo me gustaría ser
recordado.
- Pues mira, de principio. Todos dirán lo buena persona que
eras.
- Ya sí, todos cuando morimos somos buenos. Por muy hijo de
mala madre que se haya sido.
-Hombre, hablar mal de un muerto en su entierro, está feo.
-Ya, quedaría raro en un velatorio poner a parir al finado.
Aunque se lo mereciera.
- Tranquilo, que alguna crítica caería. No hay velatorio sin
chistes ni cortar trajes, incluso para el difunto.
-Lo que no entiendo, es esa especie de peregrinación al
tanatorio de familiares o conocidos que no les ha importado, ni han tenido
relación con el difunto. Parece como que se quisieran asegurar de que muerto
está. Y de paso comprobar los estragos
del tiempo en esos familiares que no ven desde la última boda, o entierro.
- Ya te digo. En las bodas y entierros, es dónde más gente te saluda, sin tener repajolera
idea de quienes son. Pero ellos si saben quién eres tu.
-Dime Juan ¿Cómo te gustaría ser recordado?
-Lagarto, lagarto María.
-Anda no seas moñas, di.
- Dime tú ¿cómo te gustaría ser recordada?
-¿Yo?, pues como una buena persona, lo normal ¿y tu?
- ¿Yo? Como no me pienso morir ya os recordaré a todos.
-Si aquí te vas a quedar, no te jeringa.
- Pues si muero, será en contra de mi voluntad. Así quiero
que me recuerden, como el rebelde que no quiso morir.
Genial, y muy cierto!
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